Vivimos en una época que proclama las bondades del sexo, lo promociona incansablemente, lo usa para vender todo y lo pone como barómetro para medir la sanidad de las relaciones de pareja.
Es tal la demanda de rendimiento que muchos que no pueden cumplir con ello, se ven catalogados o se catalogan como: eyaculadores precoces, anorgásmicas, o son torturados por inhibiciones del deseo.
Será que hay tantos “enfermos sexuales”? o será que los estándares de lo que pretendemos del sexo no pueden ser cumplidos?
La sexología a dado nombre a estas supuestas patologías y en este momento la mayoría de la gente que se identifica con la descripción del problema, se pone el rótulo sin necesidad de consultar.
Detrás de los problemas sexuales que nos perturban hay ideas y supuestos aun mas perturbadores: suponemos que mujeres y hombres deberían reaccionar de igual forma frente a los encuentros sexuales, suponemos que las mujeres son lentas o que los hombres son rápidos; suponemos que si nos queremos, el sexo debería funcionar de maravillas; suponemos que el ardor amoroso del primer tiempo nos debería acompañar toda la vida. Esto y otros temas mas constituyen el sexo mítico que la cultura, la medicina y también la sexología promueven y prescriben.
Nosotros pensamos que muchos de los problemas relacionados con el sexo se solucionan con palabras, aprendizajes y conocimiento.
Pero por sobre todo este grupo piensa en contextos: pensamos en las relaciones, los lugares, los poderes y los sentimientos dentro de los cuales el sexo se desarrolla.
Y también pensamos en ciencia: que se sabe hoy en día con respecto a como es el sexo humano desde sus fundamentos biológicos y como esto repercute en nuestra sexualidad, relacionando el conocimiento con los pedidos sociales y personales al sexo.
Los invitamos a compartir este espacio de nuestras conversaciones y reflexiones.



lunes, 21 de julio de 2014

“Definir sexualidad es tan difícil como contar qué es la felicidad”

Magdalena Ehul Ayerza

¿Qué es la sexualidad? ¿Cómo influyen los estados de ánimo en la sexualidad? ¿Cómo es el deseo en las diferentes etapas de la vida? Éstas y otras dudas nos responde el Dr. Andrés Flichman, Médico Psiquiatra, Psicoterapeuta y Sexólogo Clínico.

¿Qué es la sexualidad según la sexología?
Definir  sexualidad es tan difícil como contar qué es la felicidad. Es algo único, personal, que para cada uno puede significar algo distinto. Si yo tengo que decir qué es para mí puedo pensar en deseo, erotismo, compartir…son palabras que quizás para otros no signifiquen nada.
Sin embargo, hay definiciones de sexualidad. Podría decir que es el conjunto de características físicas y psicológicas de cada sexo, por ejemplo. Pero se trata de una definición que cuando termino de decirla te olvidaste lo que era.
Sin duda, creo que la sexualidad abarca más allá del sexo. A su vez, hay que entender que no es sinónimo de sexo sino que va más allá de él, es mucho más amplio. De cualquier modo, su significado va a depender de cada persona.
¿Cambia el deseo en las diferentes etapas del individuo?
Creo que lo importante, más allá de las etapas de la vida como la adolescencia, la adultez temprana, la adultez o la vejez es entender que para cada uno de los sexos, hombre o mujer, es diferente. Sin dudas, éstas etapas serán marcadas respecto a la testosterona en los hombres y al estrógeno, en las mujeres.
Son importantes los acontecimientos de la sexualidad, del deseo, que muchas veces no solo aparecen en las diferentes etapas de la vida, sino en los distintos momentos de ésta. Las personas, generalmente no tienen muy en cuenta que hay diferentes momentos dentro de la misma etapa de la vida. Uno podría decir que aún dentro del mismo año, el deseo y las ganas pueden variar de acuerdo al contexto. Esto sucede sobre todo en la mujer, donde las vicisitudes del deseo van de la mano con las variaciones hormonales, son más dependientes de estos cambios.
Entonces, es importante pensar en las variaciones no solo a lo largo de la vida sino también, me animo a decir, a lo largo del día.
¿Cómo influye el estrés, el estado de ánimo, la autoestima e incluso el humor en la sexualidad?
Influye directamente como en cualquier otra área. Es interesante, porque tenemos una idea falsa de que la sexualidad es inmune a las variables del contexto y no es así. Somos muy exigentes en la materia y no pensamos que lo que quita las ganas de comer, también puede quitar el apetito sexual.
Llamativamente, la actividad sexual es un gran anti estresante, porque libera endorfinas y otras sustancias que ayuda a la persona con la tensión. Sin embargo, es muy difícil alcanzar esa plenitud cuando uno está estresado, por lo que se convierte en una paradoja.
En cuanto al estrés, hay que entender que esta palabra está popularizada y es usada como una mala palabra. Éste nos da la capacidad de actuar frente a obstáculos. El problema es cuando aparece la distrés, que es el colapso del estrés y la dificultad para poder adaptarse a los desafíos cotidianos.
¿Cómo influyen las medicaciones psiquiátricas?
A veces una persona consulta porque entra en el circuito de la distrés y es peor el remedio que la enfermedad, ya que se le da un psicofármaco que afecta el deseo o alguna etapa de la respuesta sexual, con lo cual se potencia el problema. Siendo que tal vez lo que hay que hacer es quitar en lugar de agregar, es decir, quitar variables de estrés para que pase del mal estrés al buen estrés.
Los antidepresivos por ejemplo, afectan a algunas áreas de la respuesta sexual.
¿Algo que quieras agregar?
Hay que ser más benévolo con lo que uno puede, con lo que uno quiere, desea o puede desear. En la sexualidad no hay “normal”; normal es lo que a uno le hace bien y le gusta.
En la actualidad hay un intento de sembrar la idea de que todos tenemos deseos, que este se mantiene estable y que todas las personas logran el orgasmo y de manera simultánea. En ese sentido hay mucho mito, porque dentro del cuarto no sucede y eso genera un gasto importante para la persona y una gran cantidad de consultas donde hay que desmitificar.
Lo importante es tratar de normalizar y quitar la exigencia, es lo único necesario para que las cosas estén bien y se encaminen.

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