Gente experta en sexualidad. Desafiamos los mitos. Conocé otras ideas. Leenos!
Vivimos en una época que proclama las bondades del sexo, lo promociona incansablemente, lo usa para vender todo y lo pone como barómetro para medir la sanidad de las relaciones de pareja.
Es tal la demanda de rendimiento que muchos que no pueden cumplir con ello, se ven catalogados o se catalogan como: eyaculadores precoces, anorgásmicas, o son torturados por inhibiciones del deseo.
Será que hay tantos “enfermos sexuales”? o será que los estándares de lo que pretendemos del sexo no pueden ser cumplidos?
La sexología a dado nombre a estas supuestas patologías y en este momento la mayoría de la gente que se identifica con la descripción del problema, se pone el rótulo sin necesidad de consultar.
Detrás de los problemas sexuales que nos perturban hay ideas y supuestos aun mas perturbadores: suponemos que mujeres y hombres deberían reaccionar de igual forma frente a los encuentros sexuales, suponemos que las mujeres son lentas o que los hombres son rápidos; suponemos que si nos queremos, el sexo debería funcionar de maravillas; suponemos que el ardor amoroso del primer tiempo nos debería acompañar toda la vida. Esto y otros temas mas constituyen el sexo mítico que la cultura, la medicina y también la sexología promueven y prescriben.
Nosotros pensamos que muchos de los problemas relacionados con el sexo se solucionan con palabras, aprendizajes y conocimiento.
Pero por sobre todo este grupo piensa en contextos: pensamos en las relaciones, los lugares, los poderes y los sentimientos dentro de los cuales el sexo se desarrolla.
Y también pensamos en ciencia: que se sabe hoy en día con respecto a como es el sexo humano desde sus fundamentos biológicos y como esto repercute en nuestra sexualidad, relacionando el conocimiento con los pedidos sociales y personales al sexo.
Los invitamos a compartir este espacio de nuestras conversaciones y reflexiones.
jueves, 12 de marzo de 2015
jueves, 5 de marzo de 2015
Medir el pene tiene su ciencia
Un estudio indica que son escasos los miembros que se salen de lo normal y refleja los numerosos problemas para obtener una medida fiable.
No hay correlación ni con razas ni con la altura ni con la dimensión del pie del hombre.
El tamaño del pene varía según la altitud, la temperatura, la excitación o si ha eyaculado recientemente.
Muchos estudios flaquean por el sesgo de autoselección: los voluntarios para medirse el pene están más satisfechos con su tamaño.
lunes, 2 de marzo de 2015
Cómo impacta la llegada de un hijo en la pareja
GENERA
UNA DINÁMICA COMPLETAMENTE NUEVA
Cómo impacta la llegada de un hijo en la pareja
12.2.05 - La
Nación
Los expertos
dicen que el nuevo integrante no "salva" el vínculo. Es frecuente que
el bebé refuerce las situaciones previas que caracterizaban a la relación. Lo
más amenazado suele ser la intimidad conyugal, que necesita ser resguardada.
La llegada de un hijo es un acontecimiento maravilloso en la vida de un ser humano. Un momento único que implica cambios en la vida de las personas y dentro del seno familiar.
Pero estos cambios pueden afianzar la unión de la
pareja o afectar y romper su equilibrio, al punto de llevarla incluso a la
separación.
El hogar,
antes territorio de la intimidad de la pareja, pasa a ser compartido por una
tercera persona, que inevitablemente altera la cotidianidad vivida.
"Siempre
el nacimiento de un hijo produce un fuerte impacto en la pareja y una
reacomodación de la estructura familiar: los esposos pasan a ser padres, los
padres pasan a ser abuelos y los hermanos, tíos", explicó Irene Loyácono,
psicoanalista y directora del Centro de Terapias con Enfoque Familiar (Cetef).
La psicóloga
dijo que "nacido el bebe, la nueva familia deberá construir otra dinámica
donde se asuman al mismo tiempo dos papeles: la pareja conyugal y la pareja
parental".
Del mismo
modo, el licenciado Hugo Hirsch, del Centro Privado de Psicoterapias, dijo que
"la unión o desunión de una pareja, ante la llegada de un hijo, depende de
la interpretación que ésta hace del nuevo hecho en sus vidas". Y agregó:
"Puede reforzar la unión y darle un nuevo sentido o profundizar los
problemas no resueltos. Lo que sí, la llegada de un hijo no va a salvar a la
pareja".
Stella Maris
Rivadero, licenciada en psicología y docente del Centro Dos, indicó que la
llegada de un hijo implica "un antes y un después en la pareja", y
que la unión o desunión está determinada por las condiciones previas en las que
esa pareja se encuentre.
"A veces
se piensa que el hijo desune a la pareja y se lo carga de esa responsabilidad,
pero en realidad esas condiciones ya estaban preestablecidas para que eso
ocurra", explicó Rivadero.
Los problemas frecuentes
La pérdida de
la intimidad frente a la llegada del hijo es uno de los factores más comunes
que inciden en la desunión conyugal.
Al respecto,
Loyácono dijo: "Se puede negar la conyugalidad (romance y sexualidad) en
aras de la parentalidad (crianza), pero significará madres sobreprotectoras y
padres proveedores económicos aunque ausentes en lo afectivo. La renuncia a la
sexualidad empobrece las relaciones familiares y más bien perjudica que
beneficia a los hijos".
Rivadero
coincidió al explicar que los padres deben articular la función masculina o
femenina con la paterna o materna, y actuar esos diferentes roles según la
situación. "La función materna no debe anular la sensualidad femenina, y
el hombre es responsable de buscar su tiempo y espacio en la intimidad de la
pareja", agregó la especialista.
Muchas veces
la cercana relación entre madre e hijo durante las primeras semanas o meses de
vida del niño deviene en una exclusión paterna en la conformación de la nueva
familia. "Cuando comienza el embarazo, la mujer refuerza la relación
bebe-mamá. Desde ese momento, ella debe hacer lo necesario para que el padre se
sienta incluido y ampliar esa relación exclusiva de dos", dijo Hirsch. Y
agregó: "Los mamíferos tendemos a establecer relaciones excluyentes, pero
el ser humano puede romper esta regla".
Para la
licenciada Loyácono, los celos pueden ser un factor clave en el distanciamiento
del hombre frente a la relación madre-hijo. "El monto de celos dependerá
de su historia, de la seguridad en sí mismo y de su madurez, pero también de la
forma en que desarrolle su paternidad. Para superarlos el padre tiene que
incluirse como protagonista, y la madre tiene que permitírselo."
Otro aspecto
importante que puede determinar la separación conyugal, según Hirsch, ocurre
cuando la pareja "nunca vivió sola", y los cónyuges empezaron a
convivir cuando ella queda embarazada. Recién cuando los hijos son grandes y
abandonan el hogar la pareja empieza a descubrir el convivir con "el
otro". El resultado muchas veces es la desunión.
Para hacer
frente a las dificultades que pueden aparecer con la llegada de un hijo, los
especialistas consultados recomendaron algunas claves en favor de la unión
conyugal.
"Realizar
desde los primeros meses del embarazo un buen curso de preparación para el
parto que incluya al padre. Luego de los primeros meses, recuperar los momentos
y rituales de intimidad de la pareja. Y siempre ponerse del mismo lado del
cónyuge", dijo Loyácono.
Por su parte,
Rivadero señaló que "hay que alentar el diálogo en la pareja para poder
sobrellevar las dificultades de criar un hijo. Visualizar al otro y permitirse
el encuentro en la intimidad porque lo necesito y me necesita".
Para Hirsch,
"hay que crear un banco de afectos, donde la felicidad no se espere con la
llegada de los hijos, sino que los mismos hijos constituyan la felicidad en la
pareja".
Por Víctor
Ingrassia
Padres y amantes
Padres
y amantes
– El
Mundo - España
M. Pérez,
J.J. Borrás y X. Zubieta
Casarse, vivir juntos, tener hijos... Esas son
las aspiraciones cumbre de muchas personas cuando están viviendo su historia de
amor. La pena es que, muchas veces, al tener hijos olvidan su condición de
amantes y el papel de padres pasa a ocupar todas sus energías. Sí, todos
sabemos que la crianza de un hijo requiere esfuerzo y que es una gran
responsabilidad, pero es una verdadera pena que al convertirse en padres
renuncien al disfrute del amor y el sexo.
Es verdad
que en épocas no lejanas, para muchas personas, el sexo estaba ligado a la
reproducción. El papel de la mujer estaba confinado a la maternidad y al
cuidado de los hijos. Así, cuando la regla se retiraba, el sexo perdía sentido.
De hecho, para muchas de ellas era incluso una liberación. A bastantes mujeres
les ha tocado vivir exclusivamente pendientes del ejercicio de su rol de amas
de casa −sin mayor aspiración que cumplir con sus obligaciones familiares−. De
esta forma, cuando los hijos empezaban a independizarse podía aparecer el
síndrome de nido vacío, sintiendo que su rol carecía de sentido −y,
consecuentemente, su vida también−.
Ciertamente,
el papel de madre es muy importante, así como el de padre. Sin embargo, resulta
imperdonable descuidar papel de amante y compañero, cuando, además, a los hijos
les encanta y les da seguridad ver a sus padres enamorados. Las consecuencias
de no haber cultivado la relación de pareja pueden ser nefastas.
Nosotros
hemos podido ver en consulta los efectos de estas crisis de pareja. A veces se
aducen razones económicas a la falta de dedicación a la pareja. Se argumenta
que no se tiene dinero para salir a cenar o para una baysitter, y mucho menos
para todo un fin de semana. No obstante, lo más importante siempre es la
actitud. Se pueden buscar estrategias, como dejar a los niños con familiares y
amigos, devolviendo el favor. Unos pacientes acordaron turnarse con sus amigos
para quedarse con los niños el sábado por la noche hasta el domingo por la
mañana. Así, la otra pareja podía disfrutar de toda la noche del sábado, sin
estar pendientes de sus hijos; y los niños lo pasaban bien con sus amiguitos.
El huerto
que no se riega, se seca. Y si no se sufren las consecuencias antes, puede
llegar el día en que se encuentren con la casa vacía de hijos, con una pareja
con la que no tienen nada que compartir, convirtiendo la jubilación −ese
periodo de la vida que podría ser una juventud más sabia− en un camino triste
hacia la vejez.
Y el erotismo quedó bajo las sombras
Y el erotismo quedó bajo las sombras
Hay cosas que, cuando se las desea atrapar, se las arruina. Es lo que ocurre con lo que llamamos erotismo, tema que surge, fervoroso, a partir del éxito del combo libros/película de las Cincuenta sombras de Grey, en la que se cuenta la historia de una pareja con una muy peculiar sexualidad.
Digamos que el territorio actual de lo erótico, por lo menos en su versión cotidiana, ha sido colonizado por productos e imágenes que se adueñan de la cuestión, arruinando la fiesta, ya que, sabemos, hay cosas que mejor es generar que comprar hechas.
Merece criticarse el reduccionismo de esta perspectiva respecto de lo que el erotismo significa. Entregarse a alguien no es, por ejemplo, someterse a violencias o dejarse esposar. Tampoco tener autoridad sobre alguien es lo mismo que dominarlo como si fuera un objeto "propio", deshumanizándolo para poder sentir excitación.
El erotismo es un arte sutil que sobrevive en una sociedad que endiosa a la técnica como forma de generar resultados.
En un territorio tan inhóspito, al pobre erotismo no le queda otra que intentar sobrevivir en el corazón de la experiencia humana, mientras se aclara el panorama.
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