Vivimos en una época que proclama las bondades del sexo, lo promociona incansablemente, lo usa para vender todo y lo pone como barómetro para medir la sanidad de las relaciones de pareja.
Es tal la demanda de rendimiento que muchos que no pueden cumplir con ello, se ven catalogados o se catalogan como: eyaculadores precoces, anorgásmicas, o son torturados por inhibiciones del deseo.
Será que hay tantos “enfermos sexuales”? o será que los estándares de lo que pretendemos del sexo no pueden ser cumplidos?
La sexología a dado nombre a estas supuestas patologías y en este momento la mayoría de la gente que se identifica con la descripción del problema, se pone el rótulo sin necesidad de consultar.
Detrás de los problemas sexuales que nos perturban hay ideas y supuestos aun mas perturbadores: suponemos que mujeres y hombres deberían reaccionar de igual forma frente a los encuentros sexuales, suponemos que las mujeres son lentas o que los hombres son rápidos; suponemos que si nos queremos, el sexo debería funcionar de maravillas; suponemos que el ardor amoroso del primer tiempo nos debería acompañar toda la vida. Esto y otros temas mas constituyen el sexo mítico que la cultura, la medicina y también la sexología promueven y prescriben.
Nosotros pensamos que muchos de los problemas relacionados con el sexo se solucionan con palabras, aprendizajes y conocimiento.
Pero por sobre todo este grupo piensa en contextos: pensamos en las relaciones, los lugares, los poderes y los sentimientos dentro de los cuales el sexo se desarrolla.
Y también pensamos en ciencia: que se sabe hoy en día con respecto a como es el sexo humano desde sus fundamentos biológicos y como esto repercute en nuestra sexualidad, relacionando el conocimiento con los pedidos sociales y personales al sexo.
Los invitamos a compartir este espacio de nuestras conversaciones y reflexiones.



sábado, 11 de abril de 2015

SU BIENESTAR


La dieta de la menopausia

¿Qué elegir, qué moderar y qué eliminar después de los 50? La
alimentación cumple un rol fundamental en este momento de la vida el
paso del tiempo es inexorable, a todas nos llega y no hay artificio
que lo detenga. Entre los 40 y los 50 años nuestro cuerpo empieza a
reducir la producción de hormonas sexuales, los famosos estrógenos y,
por supuesto, esto tiene sus consecuencias: estas hormonas poseen
múltiples funciones tanto en el cerebro como en tejidos periféricos,
que se alteran al ingresar al período del climaterio. Así es cómo

pueden aparecer los sofocos, los cambios de humor y la sudoración
entre otros malestares. También cambia la forma de nuestro cuerpo.

Hay una tendencia a subir de peso y la grasa corporal se distribuye de
manera distinta; en vez de acumularse en las caderas como cuando
éramos más jóvenes, engordamos la panza y el tórax. Por lo tanto,
corremos mayor riesgo de tener problemas cardiovasculares, diabetes o
hipertensión arterial. Los huesos también se alteran con la
disminución de estrógenos. Si no los cuidamos, se puede producir una
descalificación ósea y el riesgo de tener osteoporosis se incrementa.

Ante esta perspectiva, lo peor es entrar en pánico y deprimirse. La
menopausia puede ser también la etapa más plena de la vida.
Actualmente, el estado menopáusico es más largo debido a la
prolongación de las expectativas de vida. Hoy, una mujer de 50 años
trabaja, se enamora, hace ejercicios y emprende nuevos proyectos. La
melancolía de los tiempos pasados ya no tiene lugar en sus vidas.

Para lograr entonces que nuestro cuerpo nos siga acompañando y esté a
la altura de las circunstancias, no se precisan grandes esfuerzos ni
terribles sacrificios.

La fórmula perfecta se basa en aumentar la actividad física y la
alimentación saludable. Se trata simplemente de no achancharse, de
mantener la actividad física o empezarla y de tener en cuenta que
nuestro cuerpo gasta menos calorías para funcionar a medida que pasan
los años.

Estas son algunas sugerencias de los especialistas para diseñar un
menú equilibrado:

• Frutas y verduras por el aporte de fibras, vitaminas, minerales y
fitoquímicos con efectos positivos sobre la salud: aquí el secreto del
éxito está en la variedad. Cuanto más colores tenga un plato, más
prodigioso será.

• Supernutritivos: las berries son campeonas en antioxidantes. La
palta y las nueces aportan mucha vitamina E. El brócoli es bueno para
el calcio.

• Lácteos descremados: mínimo tres porciones diarias para prevenir el
riesgo de osteoporosis.

• Hidratos: cereales integrales, pastas de sémola o trigo candeal,
arroz yamani, trigo burgol, couscous, papas, panes integrales. Todos
aumentan la serotonina, un antidepresivo natural, y aportan vitamina
B, fundamental para que cada célula del organismo genere energía.

• Chía: una cucharadita de té de semillas trituradas o una de café de
aceite de chía regula el tránsito intestinal y es rica en calcio y en
ácidos grasos esenciales.

• Proteicos: carnes magras, pescados y huevos. Es preferible escoger
los pescados azules como atún, sardinas, anchoas y salmón, entre
otros.

• Aceite: elegir oliva, girasol altoleico o maíz, aportarán las grasas
insaturadas necesarias para reducir el colesterol.

• Líquido: tomar tres litros por día entre agua, caldos e infusiones.

MODERAR O LIMITAR

• El consumo de sal para evitar la hipertensión arterial y la
retención de líquidos.

• Las harinas refinadas como pan, galletitas y productos de panadería.

• Las grasas de origen animal como lácteos enteros (manteca, crema) y
los embutidos.

TIPS

Realizar las cuatro comidas para prevenir el picoteo y el descontrol
alimentario.

Los quesos duros tienen mas calcio, pero ¡cuidado! también son los mas
grasos. Una feta de queso de maquina, por ejemplo, equivale a una
porción de lácteos.

Los frutos secos tienen nutrientes concentrados pero son muy
caloricos. Un puñado por dia basta.

Mucha fruta, mucha verdura menos carne y mas pescado es una excelente ecuación.

Tomar entre 10 y 20 minutos diarios de sol en horas razonables
incrementa la vitamina D, buena para los huesos.

Mantenerse activa evita perder masa muscular, subir de peso y aleja
enfermedades.

Las especias son una buena opción para disminuir el consumo de sal sin
perder sabor.

Asesoraron: Sebastian Laspiur, dir. de Promocion de la Salud y Control
de Enfermedades No Transmisibles. Jonatan Konfino, coordinador del
Programa Nacional de Control del Tabaco..

viernes, 10 de abril de 2015

Helen Fisher - Why we love, why we cheat

Anthropologist Helen Fisher takes on a tricky topic – love – and explains its evolution, its biochemical foundations and its social importance. She closes with a warning about the potential disaster inherent in antidepressant abuse.

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sábado, 4 de abril de 2015

22 enfermedades que podrían curarse teniendo más sexo

22 enfermedades que podrían curarse teniendo más sexo           
Un estudio llevado a cabo por la Universidad de Pennsylvania ha delimitado que un gran número de síntomas y dolencias comunes podrían mejorar con las relaciones íntimas de pareja.
La Universidad norteamerica de Wilkes (Pennsylvania) ha publicado un estudio, en el que varios especialistas y terapeutas sexuales han analizado y desvelado los beneficios físicos de practicar el sexo, al menos, dos veces a la semana.
Otras de las conclusiones del estudio han delimitado que tener sexo de forma períodica contribuyen a que el organismo libere un anticuerpo llamado inmunoglobulina A o IgA, que se encarga de proteger físicamente de infecciones o enfermedades.

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jueves, 12 de marzo de 2015

Por qué es sano masturbarse

Por qué es sano masturbarse (incluso cuando tienes pareja)

El autoservicio del sexo conlleva grandes beneficios a los que no deberíamos renunciar, aunque nuestros días de soledad hayan acabado.

    

                 
sexo




Si hubiera que escribir un libro de texto sobre sexo, en el que las materias y su orden fueran asignadas con criterios didácticos, por sexólogos, seguramente se empezaría por la masturbación, con el fin de conocer bien el propio cuerpo y la respuesta sexual. Una vez dominado este campo, el siguiente nivel sería el sexo manual con otro, para explorar a fondo el nuevo terreno a pisar, sus gustos y preferencias; para luego seguir con otras lecciones más avanzadas: penetración, sexo oral, anal, etc. Inconscientemente, la mayoría ha seguido este orden en su vida erótica –pajas, magreos y coitos-–. Los hombres desde luego, y cada vez más mujeres de las nuevas generaciones porque nuestras madres y abuelas lo más seguro es que invirtieran completamente el orden. Es muy posible que muchas, por falta de interés, tiempo o por creencias e ideologías, se saltaran la última lección, que en realidad era la más importante de todas.

jueves, 5 de marzo de 2015

Medir el pene tiene su ciencia


Un estudio indica que son escasos los miembros que se salen de lo normal y refleja los numerosos problemas para obtener una medida fiable.

No hay correlación ni con razas ni con la altura ni con la dimensión del pie del hombre.
El tamaño del pene varía según la altitud, la temperatura, la excitación o si ha eyaculado recientemente.
Muchos estudios flaquean por el sesgo de autoselección: los voluntarios para medirse el pene están más satisfechos con su tamaño.

lunes, 2 de marzo de 2015

Cómo impacta la llegada de un hijo en la pareja

GENERA UNA DINÁMICA COMPLETAMENTE NUEVA
Cómo impacta la llegada de un hijo en la pareja

12.2.05 - La Nación

Los expertos dicen que el nuevo integrante no "salva" el vínculo. Es frecuente que el bebé refuerce las situaciones previas que caracterizaban a la relación. Lo más amenazado suele ser la intimidad conyugal, que necesita ser resguardada.

La llegada de un hijo es un acontecimiento maravilloso en la vida de un ser humano. Un momento único que implica cambios en la vida de las personas y dentro del seno familiar.
Pero estos cambios pueden afianzar la unión de la pareja o afectar y romper su equilibrio, al punto de llevarla incluso a la separación.
El hogar, antes territorio de la intimidad de la pareja, pasa a ser compartido por una tercera persona, que inevitablemente altera la cotidianidad vivida.
"Siempre el nacimiento de un hijo produce un fuerte impacto en la pareja y una reacomodación de la estructura familiar: los esposos pasan a ser padres, los padres pasan a ser abuelos y los hermanos, tíos", explicó Irene Loyácono, psicoanalista y directora del Centro de Terapias con Enfoque Familiar (Cetef).
La psicóloga dijo que "nacido el bebe, la nueva familia deberá construir otra dinámica donde se asuman al mismo tiempo dos papeles: la pareja conyugal y la pareja parental".
Del mismo modo, el licenciado Hugo Hirsch, del Centro Privado de Psicoterapias, dijo que "la unión o desunión de una pareja, ante la llegada de un hijo, depende de la interpretación que ésta hace del nuevo hecho en sus vidas". Y agregó: "Puede reforzar la unión y darle un nuevo sentido o profundizar los problemas no resueltos. Lo que sí, la llegada de un hijo no va a salvar a la pareja".
Stella Maris Rivadero, licenciada en psicología y docente del Centro Dos, indicó que la llegada de un hijo implica "un antes y un después en la pareja", y que la unión o desunión está determinada por las condiciones previas en las que esa pareja se encuentre.
"A veces se piensa que el hijo desune a la pareja y se lo carga de esa responsabilidad, pero en realidad esas condiciones ya estaban preestablecidas para que eso ocurra", explicó Rivadero.

Los problemas frecuentes
La pérdida de la intimidad frente a la llegada del hijo es uno de los factores más comunes que inciden en la desunión conyugal.
Al respecto, Loyácono dijo: "Se puede negar la conyugalidad (romance y sexualidad) en aras de la parentalidad (crianza), pero significará madres sobreprotectoras y padres proveedores económicos aunque ausentes en lo afectivo. La renuncia a la sexualidad empobrece las relaciones familiares y más bien perjudica que beneficia a los hijos".
Rivadero coincidió al explicar que los padres deben articular la función masculina o femenina con la paterna o materna, y actuar esos diferentes roles según la situación. "La función materna no debe anular la sensualidad femenina, y el hombre es responsable de buscar su tiempo y espacio en la intimidad de la pareja", agregó la especialista.
Muchas veces la cercana relación entre madre e hijo durante las primeras semanas o meses de vida del niño deviene en una exclusión paterna en la conformación de la nueva familia. "Cuando comienza el embarazo, la mujer refuerza la relación bebe-mamá. Desde ese momento, ella debe hacer lo necesario para que el padre se sienta incluido y ampliar esa relación exclusiva de dos", dijo Hirsch. Y agregó: "Los mamíferos tendemos a establecer relaciones excluyentes, pero el ser humano puede romper esta regla".
Para la licenciada Loyácono, los celos pueden ser un factor clave en el distanciamiento del hombre frente a la relación madre-hijo. "El monto de celos dependerá de su historia, de la seguridad en sí mismo y de su madurez, pero también de la forma en que desarrolle su paternidad. Para superarlos el padre tiene que incluirse como protagonista, y la madre tiene que permitírselo."
Otro aspecto importante que puede determinar la separación conyugal, según Hirsch, ocurre cuando la pareja "nunca vivió sola", y los cónyuges empezaron a convivir cuando ella queda embarazada. Recién cuando los hijos son grandes y abandonan el hogar la pareja empieza a descubrir el convivir con "el otro". El resultado muchas veces es la desunión.
Para hacer frente a las dificultades que pueden aparecer con la llegada de un hijo, los especialistas consultados recomendaron algunas claves en favor de la unión conyugal.
"Realizar desde los primeros meses del embarazo un buen curso de preparación para el parto que incluya al padre. Luego de los primeros meses, recuperar los momentos y rituales de intimidad de la pareja. Y siempre ponerse del mismo lado del cónyuge", dijo Loyácono.
Por su parte, Rivadero señaló que "hay que alentar el diálogo en la pareja para poder sobrellevar las dificultades de criar un hijo. Visualizar al otro y permitirse el encuentro en la intimidad porque lo necesito y me necesita".
Para Hirsch, "hay que crear un banco de afectos, donde la felicidad no se espere con la llegada de los hijos, sino que los mismos hijos constituyan la felicidad en la pareja".


Por Víctor Ingrassia



Padres y amantes

Padres y amantes
– El Mundo - España
M. Pérez, J.J. Borrás y X. Zubieta

Casarse, vivir juntos, tener hijos... Esas son las aspiraciones cumbre de muchas personas cuando están viviendo su historia de amor. La pena es que, muchas veces, al tener hijos olvidan su condición de amantes y el papel de padres pasa a ocupar todas sus energías. Sí, todos sabemos que la crianza de un hijo requiere esfuerzo y que es una gran responsabilidad, pero es una verdadera pena que al convertirse en padres renuncien al disfrute del amor y el sexo.

Es verdad que en épocas no lejanas, para muchas personas, el sexo estaba ligado a la reproducción. El papel de la mujer estaba confinado a la maternidad y al cuidado de los hijos. Así, cuando la regla se retiraba, el sexo perdía sentido. De hecho, para muchas de ellas era incluso una liberación. A bastantes mujeres les ha tocado vivir exclusivamente pendientes del ejercicio de su rol de amas de casa −sin mayor aspiración que cumplir con sus obligaciones familiares−. De esta forma, cuando los hijos empezaban a independizarse podía aparecer el síndrome de nido vacío, sintiendo que su rol carecía de sentido −y, consecuentemente, su vida también−.

Ciertamente, el papel de madre es muy importante, así como el de padre. Sin embargo, resulta imperdonable descuidar papel de amante y compañero, cuando, además, a los hijos les encanta y les da seguridad ver a sus padres enamorados. Las consecuencias de no haber cultivado la relación de pareja pueden ser nefastas.

Nosotros hemos podido ver en consulta los efectos de estas crisis de pareja. A veces se aducen razones económicas a la falta de dedicación a la pareja. Se argumenta que no se tiene dinero para salir a cenar o para una baysitter, y mucho menos para todo un fin de semana. No obstante, lo más importante siempre es la actitud. Se pueden buscar estrategias, como dejar a los niños con familiares y amigos, devolviendo el favor. Unos pacientes acordaron turnarse con sus amigos para quedarse con los niños el sábado por la noche hasta el domingo por la mañana. Así, la otra pareja podía disfrutar de toda la noche del sábado, sin estar pendientes de sus hijos; y los niños lo pasaban bien con sus amiguitos.

El huerto que no se riega, se seca. Y si no se sufren las consecuencias antes, puede llegar el día en que se encuentren con la casa vacía de hijos, con una pareja con la que no tienen nada que compartir, convirtiendo la jubilación −ese periodo de la vida que podría ser una juventud más sabia− en un camino triste hacia la vejez.


Y el erotismo quedó bajo las sombras

Y el erotismo quedó bajo las sombras

Por   | Para LA NACION


Hay cosas que, cuando se las desea atrapar, se las arruina. Es lo que ocurre con lo que llamamos erotismo, tema que surge, fervoroso, a partir del éxito del combo libros/película de las Cincuenta sombras de Grey, en la que se cuenta la historia de una pareja con una muy peculiar sexualidad.
Digamos que el territorio actual de lo erótico, por lo menos en su versión cotidiana, ha sido colonizado por productos e imágenes que se adueñan de la cuestión, arruinando la fiesta, ya que, sabemos, hay cosas que mejor es generar que comprar hechas.
Merece criticarse el reduccionismo de esta perspectiva respecto de lo que el erotismo significa.  Entregarse a alguien no es, por ejemplo, someterse a violencias o dejarse esposar. Tampoco tener autoridad sobre alguien es lo mismo que dominarlo como si fuera un objeto "propio", deshumanizándolo para poder sentir excitación. 
El erotismo es un arte sutil que sobrevive en una sociedad que endiosa a la técnica como forma de generar resultados.
En un territorio tan inhóspito, al pobre erotismo no le queda otra que intentar sobrevivir en el corazón de la experiencia humana, mientras se aclara el panorama.

miércoles, 25 de febrero de 2015

Erotismo en la era virtual: el nuevo aislamiento afectivo

Erotismo en la era virtual: el nuevo aislamiento afectivo

Miércoles 11 de febrero de 2015 | Publicado en edición impresa

Sociedad
Cómo la tecnología transformó la vida íntima de las personas
Por Carolina Amoroso  | LA NACION


"Nunca nos terminamos viendo", cuenta Mariana, de 29 años, para adelantar el final de una historia que, entre la risa y el pudor, le cuesta relatar con detalles. Duda al hablar de "relación" y opta por utilizar la palabra "juego" para definir los encuentros que, pantallas mediante, mantuvo con un amante furtivo.
 
Foto: LA NACION / Pablo G. Feliz
Ocurre que su historia, como tantas otras similares, encierra algunos de los interrogantes más inquietantes que trajo la explosión de la virtualidad: ¿estamos perdiendo capacidades que nos permiten vincularnos en el plano material? ¿Cuáles son las consecuencias para la vida psíquica? ¿Se puede reemplazar el sexo por el sexting (envío de mensajes de texto con contenido sexual)? ¿Hay verdaderamente una relación sexual en ese caso? ¿Por qué frente al bombardeo constante de estímulos sexuales (con imágenes explícitas a un clic de distancia) proliferan las disfunciones sexuales vinculadas a la falta o disminución del deseo?
Los especialistas señalan la importancia del contacto personal y advierten sobre el riesgo del aislamiento.
"Yo había estudiado teatro con él. Se fue a vivir a Estados Unidos y, en una de sus vacaciones, nos reencontramos en un bar. Desde ahí, siempre quedó pendiente algo entre nosotros, -narra Mariana, graduada en Letras-. Cuando él ya estaba allá, empezamos a chatear por Facebook. Después, la charla pasó al Skype, cuando empezó a subir el tono y empezamos a tener sexo virtual. Pasó unas tres veces y después no volvimos a hablar. Quedó ahí. Incluso cuando vino acá en las vacaciones tampoco nos vimos. La primera vez que lo hicimos, no, pero la segunda vez sí fue triste. Después de que se acaba el Skype, el vacío es enorme porque vos estás acostumbrada a que después de algo así hay contacto, un abrazo. Pero acá no hay nada. Apagás la compu y volvés a estar sola."
Richard Kearney, filósofo y profesor en el Departamento de Filosofía del Boston College, se propuso reflexionar en torno a estos temas. En una columna titulada "Losing Our Touch" ("Perdiendo nuestro contacto", un juego semántico que se desprende de las acepciones de touch: tacto, toque, contacto), publicada por The New York Times, Kearney acude al propio Aristóteles para explicar la importancia deltacto para la conformación de una forma de inteligencia. "«El tacto conoce las diferencias», insistía Aristóteles. Es la fuente de nuestro poder más básico para discriminar. Nuestra primera inteligencia es el refinamiento sensorial. Esta sensibilidad primaria es también lo que nos pone en riesgo ante el mundo, exponiéndonos a la aventura y al descubrimiento", escribió Kearney y, unos párrafos más adelante, agregó: "El tacto no es inmediatez ciega... Los sentidos carnales nos hacen humanos, manteniéndonos en contacto con las cosas...".
Para introducir el tópico del eros en una de sus clases, el filósofo planteó algunos de los interrogantes más actuales a sus alumnos y notó una paradoja que se desprendía de los relatos de los jóvenes: la cultura actual, que generalmente se piensa como una cultura materialista, es, en realidad, la menos materialista que se puede imaginar, ya que está signada por la mediatización y, en buena medida, por nuevos patrones de aislamiento, como el voyeurismo. "No es cuestión de darle la espalda a la tecnología. Creo que como una forma de llegar a la posibilidad de una relación sexual o táctil es una cosa maravillosa, pero cuando reemplaza a la relación material, particularmente, a través de la pornografía, se termina teniendo otro tipo de sexualidad", dijo Kearney en diálogo LA NACION.
Por otro lado, añadió: "Extrañamente, hay cierto neoconservadurismo en esto de retraerse a la sexualidad virtual. Es un modo retractivo de expresión. En lugar de conectar, como hicieron los baby boomers en los sesenta, donde había un sentido de lo comunal, creo que con las nuevas tecnologías, la sexualidad se ha vueltoanticomunal, en tanto que es solitaria, sucede cada vez más adentro de la cabeza. Hay un nuevo aislamiento, que, irónicamente, en la consumación sexual, va de la mano de un sistema comunicacional global digital. Estás conectado con todo, pero la realidad es que estás solo frente a tu pantalla".
Este "nuevo aislamiento" al que se refiere Kearney se plasma en conductas como el voyeurismo o incluso en la llamada "pornografía amateur", o videos eróticos realizados por parejas anónimas. "Yo diría que eso también es un ejemplo de retracción. Teencerrás en tu pequeño módulo y es una imaginación aislada. Es otra forma de individualismo porque es atomizante", observa.

El placer solitario

Psicólogos y sexólogos argentinos observan que el gran terreno que gana el autoerotismo puede transformarse en un motivo de consulta cuando se convierte en la única opción entre las alternativas del menú sexual. "A mí me llama la atención que cada vez vienen más a las consultas personas que han hecho del autoerotismo su vida erótica. Tienen un encuentro cada vez más cerrado consigo mismos. Es muy difícil cuando esa persona se encuentra con otra para una relación, porque se ha acostumbrado a una escena erótica idealizada a partir de un estímulo, sin ninguna situación de exigencia o de estrés. Tiene esa configuración que es la que le funciona y cuando tiene que estar con un otro, le resulta muy difícil. Entregar el cuerpo y recibir al otro resulta muy complejo", asegura el sexólogo Adrián Helien.
"Las tecnologías han facilitado algunas posibilidades de encuentro de distintas expresiones de placer, pero no reemplazan para nada el contacto real. Por otro lado, toda la diversidad de expresiones sexuales coexiste con una absoluta desinformaciónacerca de la sexualidad. Siguen vigentes los mismos tabúes. Seguimos manejándonos con mitos que no respetan la libertad de expresiones sexuales", agrega Helien.
Para Any Krieger, psicoanalista, miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA) y autora del libro Sexo a la carta, si bien la tecnología ha permitido la visibilización de determinadas conductas, hay otros factores que cambiaron los patrones de comportamiento sexual. "En esta época que estamos transitando, hay un empuje a gozar -dice-. Hay una insistencia en que tenemos que ser felices como mandato. Y dentro de esa exigencia de la felicidad, hay una exigencia puesta en la sexualidad. Se habla incluso de cantidad de orgasmos, de cuántos minutos debe durar. Pero, paradójicamente, el psiquismo humano, cuando se estimula algo, suele reaccionar de una manera contraria. ¿Por qué? Porque la cuestión del deseo es compleja. No va por un camino recto, es caprichoso y tiene muchos recovecos. Lo que apaga el deseo no es la tecnología, sino el empuje a gozar, la obligación de gozar".
En relación a la tendencia de compartir las vivencias más íntimas y sacarlas del ámbito de lo privado, Krieger señala: "La mediatización se plasma y es muy llamativo ver cómo hay una imperiosa necesidad de hacer público lo más íntimo y lo más privado. Eso se ve multiplicado con las redes, que se usan prácticamente para poder expresar lo que uno piensa, lo que uno siente y lo que uno hace, de una manera exponencial, sin saber ni siquiera quién lo va a recibir o a ver. Uno podría pensar: ¿se ha acabado el mundo privado, ese mundo tan rico, tan interesante y tan creativo?"

El ocaso del enigma

Con la interminable marea de contenidos que trae consigo Internet, quedaron atrás los tiempos en los que encontrar una película condicionada o acceder a una revista de desnudos era un verdadero operativo, una aventura que formaba parte del anecdotario adolescente de generaciones enteras. Había algo en ese esfuerzo por develar los enigmas que escondía el objeto de deseo, que conformaba en sí mismo una fuente de adrenalina y placer. Precisamente porque la relación entre accesibilidad y deseo es compleja como pocas, no resulta extraño, para los estudiosos de los comportamientos sexuales, que las disfunciones del deseo aumenten notablemente en los últimos años, cuando la imagen prevalece y el misterio pierde terreno ante la "mostración".
Al respecto, Miriam Mazover, psicoanalista y directora académica de la Institución Fernando Ulloa, -quien también habla de la actualidad como una "época masturbatoria"-, observa: "La imagen hoy está en el centro de la escena. El cuerpo, que tiene en los humanos categorías simbólicas, se convierte en fragmentos a los que se prepara y se moldea para la pura exhibición. Pero el deseo se funda en la falta. Sólo puedo desear lo que falta. Ya no estamos hablando ni de cuerpos en el sentido simbólico ni de subjetividades. Ya no se habla de cosas del amor, secercena esta posibilidad".
Al referirse a las consecuencias de estas problemáticas en la vida psíquica, Mazover agrega: "Cercenar la posibilidad de nombrar lo que falta y de brindarnos palabras de amor no es sin consecuencias psíquicas. Los seres humanos, si no nos vinculamos con amor, empezamos a tener trastornos psicosomáticos".
En su ensayo La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica, el filósofo Walter Benjamin introduce la idea de "aura" para hacer alusión a la cualidad que distingue a una pieza de arte original de cualquier réplica, por más exacta que sea. En el texto, asevera: "Incluso a la más perfecta reproducción de una obra de arte le falta un elemento: su presencia en el tiempo y el espacio, su existencia única en el lugar donde se encuentra. [...]El aquí y el ahora del original es el prerrequisito del concepto de autenticidad". ¿Será que las relaciones íntimas también están revestidas de un aura que impide que cualquier experiencia de reproducción o simulación sea exactamente igual al encuentroauténtico y material? Aunque el cine y la literatura ya hayan esbozado sus respuestas (la más reciente, el film Her, de Spike Jonze), vale la pena hacerle frente, en soledad, a ese mismo interrogante..

lunes, 16 de febrero de 2015

Buscando Sexo

Buscando sexo

Ahora es posible conocer todo lo que siempre quiso saber sobre su sexualidad con la recopilación masiva de datos de Google


¿Se siente confuso en relación con el sexo? Yo, desde luego, sí. Una de las muchas razones por las que el sexo resulta un asunto tan desconcertante es que no tenemos datos fiables. La gente miente a sus amigos, a sus amantes, a los médicos, en las encuestas y a sí misma.
Hace tres años, cuando era estudiante de posgrado en Económicas, empecé a escribir sobre cómo los nuevos datos, en particular las búsquedas en Google, podían proporcionarnos visiones inéditas de temas socialmente delicados. Desde entonces, mucha gente me ha pedido que escriba sobre sexo. Yo era reticente porque quería investigar más. Ahora, por fin, estoy preparado para decir algo al respecto. El resultado se podría titular: “Todo lo que siempre quiso saber sobre el sexo, pero carecía de datos a los que preguntar”.
Empecemos por lo básico. ¿Con qué frecuencia practicamos sexo? Las encuestas tradicionales no sirven para responder a esta pregunta.
He analizado los datos de una fuente clásica: la Encuesta Social General [de Estados Unidos]. Los hombres heterosexuales a partir de 18 años dicen que su promedio es de 63 actos sexuales al año, y que utilizan preservativo en el 23% de ellos. Esto suma más de 1.600 millones de usos de preservativo en relaciones heterosexuales al año. Las mujeres heterosexuales afirman que su promedio es de 55 actos sexuales al año, y que utilizan preservativo en el 16% de ellos. Esto arroja un total de unos 1.100 millones de usos de preservativo en relaciones heterosexuales al año. ¿Quién dice la verdad? ¿Los hombres? ¿O las mujeres? Ninguno de los dos. Según Nielsen, cada año se venden menos de 600 millones de preservativos.
También puede ser que los estadounidenses exageren la frecuencia con la que practican el sexo sin protección. Más o menos el 11% de las mujeres de entre 15 y 44 años declaran que son sexualmente activas, que no están embarazadas y que no utilizan ningún método anticonceptivo. Incluso partiendo de supuestos relativamente conservadores acerca de cuántas veces mantienen relaciones sexuales, sería de esperar que el 10% se quedasen embarazadas cada mes. Sin embargo, por sí solo esto superaría el número total de embarazos en Estados Unidos (que es de uno por cada 113 mujeres en edad reproductiva).
Los hombres que nunca han estado casados declaran que utilizan una media de 29 preservativos al año, lo cual supera el total de preservativos vendidos en Estados Unidos a casados y a solteros conjuntamente.

La segunda pregunta más frecuente entre los hombres es cómo prolongar sus encuentros sexuales
Es probable que las personas casadas también exageren el número de veces que mantienen relaciones sexuales. Por término medio, los hombres casados de menos de 65 años responden en las encuestas que mantienen relaciones sexuales una vez a la semana. Solo el 1% responde que durante el año anterior no las mantuvo. Las mujeres casadas declaran una frecuencia algo menor, aunque no mucho.
Las búsquedas en Google proporcionan una imagen mucho menos animada del sexo en el matrimonio. La primera queja acerca de la vida matrimonial es que no hay sexo. Las búsquedas de “matrimonio sin sexo” superan en tres veces y media a las de “matrimonio infeliz”, y en ocho veces a las de “matrimonio sin amor”. Hay 16 veces más quejas de que el cónyuge no desea practicar sexo que de que la pareja no está dispuesta a hablar.
Incluso las parejas que todavía no están casadas se lamentan con cierta frecuencia de la ausencia de relaciones sexuales. Las búsquedas en Google de “relación sin sexo” ocupan el segundo puesto, solo por detrás de las de “relación de maltrato”.
En Google hay cinco veces y media más quejas porque un miembro de una pareja no casada no quiera practicar sexo que porque no responda a los mensajes de texto. También hay más porque el novio “no quiera practicar sexo” que porque la que no quiera sea la “novia”. Las quejas sobre los “maridos” y las “mujeres” son más o menos las mismas. (Una observación de pasada acerca de la sexualidad: estoy dando por hecho que la gran mayoría de las búsquedas que contienen “mi novia” o “mi esposa” las han hecho hombres). Considerados en conjunto, los datos indican que los estadounidenses mantienen relaciones sexuales unas 30 veces al año, o, lo que es lo mismo, una vez cada 12 días.
El sexo puede ser muy divertido. ¿Por qué lo practicamos tan poco? Las búsquedas en Google apuntan a un motivo predominante: una enorme ansiedad que se localiza en gran medida en el lugar equivocado.
Empecemos por las neurosis de los hombres. No es ninguna novedad que los hombres se preocupan por sus genitales, pero el grado de esta preocupación es bastante intenso. No es posible conocer el género de un usuario solamente a partir de una búsqueda en Google. Sin embargo, a menudo, se puede hacer una conjetura bastante acertada para búsquedas referentes al sexo y a partes del cuerpo del tipo “mi pene...”.
Los hombres plantean en Google muchas más preguntas sobre su órgano sexual que sobre cualquier otra parte del cuerpo; más que sobre sus pulmones, su hígado, sus pies, sus oídos, su nariz, su garganta y su cerebro juntos, y hacen más búsquedas preguntando cómo aumentar el tamaño de su pene que sobre la manera de afinar una guitarra, hacer una tortilla o cambiar un neumático.

¿Se preocupan las mujeres tanto por el tamaño del pene? Según las pesquisas en Google, pocas veces
La primera preocupación expresada por los hombres en el buscador en relación con los esteroides es si tomarlos podría reducir el tamaño de su pene, y la primera consulta que le hacen en relación con los cambios que se producen en su cuerpo o en su mente con la edad es si sus penes se vuelven más pequeños. (Nota al margen: una de las preguntas más comunes que se hace a Google es “¿cómo de grande es mi pene?”. En mi opinión, que esos hombres se lo pregunten al buscador en vez de utilizar una regla es la manifestación por excelencia de nuestra era digital).
¿Se preocupan las mujeres tanto por el tamaño del pene? Según las búsquedas en Google, pocas veces. Por cada búsqueda de ellas acerca del falo de su pareja, los hombres hacen unas 170 sobre el suyo propio. La verdad es que en las escasas ocasiones en las que las mujeres expresan preocupación por el pene de su pareja, generalmente se refieren al tamaño, pero no necesariamente a que sea pequeño. Más del 40% de las quejas acerca del tamaño del pene de la pareja manifiestan que es demasiado grande. “Dolor” es la palabra más utilizada en las búsquedas en Google con la frase “... durante el sexo”.
El 1% de las búsquedas relacionadas con el cambio de tamaño del propio pene piden información sobre cómo hacerlo más pequeño.

En estos asuntos, la gente miente a sus amigos, a sus amantes, a los médicos, en las encuestas y a sí misma 
Otra de las principales preocupaciones sexuales es la eyaculación precoz. La segunda pregunta más frecuente entre los hombres es cómo prolongar sus encuentros sexuales. Una vez más, parece que las inseguridades de los hombres no coinciden con las preocupaciones de las mujeres. El número de búsquedas preguntando cómo hacer que el compañero alcance el clímax más deprisa y cómo hacer que lo alcance más despacio es más o menos el mismo. De hecho, lo que más inquieta a las mujeres en lo que se refiere al orgasmo del compañero no es cuándo lo ha tenido, sino por qué no lo tiene.
La inseguridad de los hombres con su cuerpo no es algo de lo que se hable con frecuencia. Y si bien es cierto que, en general, el interés por la apariencia personal predomina entre las mujeres, la diferencia no es tanta como harían pensar los estereotipos. Según mi análisis deGoogle AdWords (también basado en la actividad global anónima en la web), el interés por la belleza y la buena forma física es masculino en un 42%; la pérdida de peso, en un 33%, y la cirugía estética, en un 39%. De todas las búsquedas con “¿cómo?” relacionadas con el pecho, alrededor del 20% preguntan de qué manera un hombre puede deshacerse de las mamas.
¿Qué pueden enseñarnos estos nuevos datos acerca de las inseguridades de las mujeres? En Estados Unidos, cada año hay más de siete millones de búsquedas relacionadas con los implantes mamarios. Las estadísticas oficiales nos dicen que alrededor de 300.000 mujeres se someten a ellos anualmente. Las mujeres también muestran una gran inseguridad en lo que se refiere a sus traseros, aunque recientemente muchas han cambiado de opinión con respecto a qué es lo que no les gusta de ellos.
En 2004, en algunos lugares de Estados Unidos, la búsqueda más frecuente relacionada con cambios en las nalgas era cómo hacerlas más pequeñas. El deseo de aumentar su tamaño se concentraba abrumadoramente en las zonas con abundante población negra. Sin embargo, a principios de 2010, el afán por tener un trasero más grande se incrementó en el resto de Estados Unidos. Este interés se ha triplicado en cuatro años. En 2014, en todos los Estados había más búsquedas consultando cómo aumentar que cómo disminuir el tamaño del trasero. Actualmente, en Estados Unidos por cada cinco búsquedas relacionadas con los implantes de mamas hay una relacionada con los implantes de nalgas.

Incluso las parejas que todavía no están casadas se lamentan con frecuencia de la ausencia de relaciones
¿Concuerda la creciente preferencia de las mujeres por tener un trasero más grande con las preferencias de los hombres? Pues resulta que sí. En los últimos tiempos, la popularidad de las búsquedas que contienen “pornografía culo grande”, que también se solían concentrar en las comunidades negras, se ha disparado en todo Estados Unidos.
¿Qué más quieren los hombres del cuerpo de una mujer? Entre lo previsible, manifiestan su preferencia por los pechos grandes. Alrededor del 12% de las búsquedas de pornografía sin género específico quieren encontrar pechos grandes. Su número supera en casi 20 veces el de búsquedas de pornografía con pechos pequeños.
Dicho esto, no está claro que eso signifique que los hombres quieran que las mujeres se pongan implantes mamarios. Alrededor del 3% de las búsquedas de pornografía con pechos grandes especifican que quieren ver pechos naturales. Las búsquedas acerca de la propia esposa y los implantes de senos se dividen por igual entre las que consultan cómo persuadirla para que se los ponga y las que preguntan perplejas por qué razón los quiere. O pensemos en la búsqueda más frecuente acerca de los pechos de la novia: “Me encantan las tetas de mi novia”. No está claro qué esperan encontrar los hombres a través de Google cuando hacen esa búsqueda.

Si es cierto que el interés por la apariencia personal predomina entre ellas, la diferencia no es tanta
Ya sé que estoy obsesionado con las búsquedas en Google y con otros conjuntos de datos nuevos. Me pregunto constantemente si no estoy yendo demasiado lejos. Cualquier investigador, independientemente de cuál sea su base empírica, puede hacer que sus inclinaciones se interpongan en el camino de la verdad. Todos estos datos son públicos. Sin duda, otros especialistas añadirán sus propias interpretaciones y harán nuevas preguntas.
Dan Ariely, un psicólogo de la universidad de Duke, proporciona un motivo para mostrarse cauteloso a la hora de interpretar estos datos. Mientras que la mayoría de las fuentes infravaloran los pensamientos relacionados con el sexo, él sospecha que Google podría estar sobrevalorándolos. En palabras de Ariely, “Google refleja lo que la gente no sabe y sobre lo que necesita información adicional”. Si uno no sabe hacer una tortilla, es probable que, sencillamente, le pregunte a alguien de su familia. Menos probable es que le pregunte a algún pariente cómo aumentar el tamaño del pene.
Otra cosa sorprendente del big data [datos masivos] es lo pequeños que suelen ser. Mucha gente piensa que cualquier búsqueda en Google se habrá hecho millones de veces, pero es posible que cuando consulte los datos en el volumen total mensual de búsquedas para varias frases, acabe preguntándose si eso es todo.
La gente no teclea en Google todo lo que piensa. Los datos del buscador son una pequeña muestra de los pensamientos y las preocupaciones de todo el mundo. Son sugerentes, no definitivos.

Los datos del buscador son una muestra de las preocupaciones de todo el mundo. Son sugerentes, no definitivos
No soy ni mucho menos un experto en sexo. No soy ni psicólogo, ni terapeuta sexual profesional, pero esto es lo que pienso: casi todos los estudios que he realizado basándome en las búsquedas en Google han hecho que me sienta peor en relación con el mundo. Hay muchísima gente racista y sexista, y un número desmesurado de niños que sufren malos tratos sin que nadie lo denuncie.
Pero después de examinar los nuevos datos sobre el sexo, la verdad es que me siento mejor, porque hacen que me sienta menos solo. En mis anteriores estudios de datos de Google descubrí la crueldad que los humanos suelen esconder. En esta ocasión, en cambio, lo que he visto han sido nuestras inseguridades ocultas. Los hombres y las mujeres estamos unidos en esa inseguridad y en esa confusión.
Google también nos da razones fundadas para que nos preocupemos menos de lo que solemos hacerlo. Muchos de nuestros temores más profundos acerca de cómo nos ven nuestras parejas sexuales son injustificados. A solas frente a sus ordenadores, sin nada que les empuje a mentir, los compañeros de pareja revelan que son poco superficiales y bastante compasivos. En realidad, todos estamos tan ocupados juzgando nuestros propios cuerpos que nos queda poca energía para juzgar los de los demás.
Tal vez si nos preocupásemos menos por el sexo, lo practicaríamos más. 
Traducción de News Clips. © 2015 The New York Times.