GENERA
UNA DINÁMICA COMPLETAMENTE NUEVA
Cómo impacta la llegada de un hijo en la pareja
12.2.05 - La
Nación
Los expertos
dicen que el nuevo integrante no "salva" el vínculo. Es frecuente que
el bebé refuerce las situaciones previas que caracterizaban a la relación. Lo
más amenazado suele ser la intimidad conyugal, que necesita ser resguardada.
La llegada de un hijo es
un acontecimiento maravilloso en la vida de un ser humano. Un momento único que
implica cambios en la vida de las personas y dentro del seno familiar.
Pero estos cambios pueden afianzar la unión de la
pareja o afectar y romper su equilibrio, al punto de llevarla incluso a la
separación.
El hogar,
antes territorio de la intimidad de la pareja, pasa a ser compartido por una
tercera persona, que inevitablemente altera la cotidianidad vivida.
"Siempre
el nacimiento de un hijo produce un fuerte impacto en la pareja y una
reacomodación de la estructura familiar: los esposos pasan a ser padres, los
padres pasan a ser abuelos y los hermanos, tíos", explicó Irene Loyácono,
psicoanalista y directora del Centro de Terapias con Enfoque Familiar (Cetef).
La psicóloga
dijo que "nacido el bebe, la nueva familia deberá construir otra dinámica
donde se asuman al mismo tiempo dos papeles: la pareja conyugal y la pareja
parental".
Del mismo
modo, el licenciado Hugo Hirsch, del Centro Privado de Psicoterapias, dijo que
"la unión o desunión de una pareja, ante la llegada de un hijo, depende de
la interpretación que ésta hace del nuevo hecho en sus vidas". Y agregó:
"Puede reforzar la unión y darle un nuevo sentido o profundizar los
problemas no resueltos. Lo que sí, la llegada de un hijo no va a salvar a la
pareja".
Stella Maris
Rivadero, licenciada en psicología y docente del Centro Dos, indicó que la
llegada de un hijo implica "un antes y un después en la pareja", y
que la unión o desunión está determinada por las condiciones previas en las que
esa pareja se encuentre.
"A veces
se piensa que el hijo desune a la pareja y se lo carga de esa responsabilidad,
pero en realidad esas condiciones ya estaban preestablecidas para que eso
ocurra", explicó Rivadero.
Los problemas frecuentes
La pérdida de
la intimidad frente a la llegada del hijo es uno de los factores más comunes
que inciden en la desunión conyugal.
Al respecto,
Loyácono dijo: "Se puede negar la conyugalidad (romance y sexualidad) en
aras de la parentalidad (crianza), pero significará madres sobreprotectoras y
padres proveedores económicos aunque ausentes en lo afectivo. La renuncia a la
sexualidad empobrece las relaciones familiares y más bien perjudica que
beneficia a los hijos".
Rivadero
coincidió al explicar que los padres deben articular la función masculina o
femenina con la paterna o materna, y actuar esos diferentes roles según la
situación. "La función materna no debe anular la sensualidad femenina, y
el hombre es responsable de buscar su tiempo y espacio en la intimidad de la
pareja", agregó la especialista.
Muchas veces
la cercana relación entre madre e hijo durante las primeras semanas o meses de
vida del niño deviene en una exclusión paterna en la conformación de la nueva
familia. "Cuando comienza el embarazo, la mujer refuerza la relación
bebe-mamá. Desde ese momento, ella debe hacer lo necesario para que el padre se
sienta incluido y ampliar esa relación exclusiva de dos", dijo Hirsch. Y
agregó: "Los mamíferos tendemos a establecer relaciones excluyentes, pero
el ser humano puede romper esta regla".
Para la
licenciada Loyácono, los celos pueden ser un factor clave en el distanciamiento
del hombre frente a la relación madre-hijo. "El monto de celos dependerá
de su historia, de la seguridad en sí mismo y de su madurez, pero también de la
forma en que desarrolle su paternidad. Para superarlos el padre tiene que
incluirse como protagonista, y la madre tiene que permitírselo."
Otro aspecto
importante que puede determinar la separación conyugal, según Hirsch, ocurre
cuando la pareja "nunca vivió sola", y los cónyuges empezaron a
convivir cuando ella queda embarazada. Recién cuando los hijos son grandes y
abandonan el hogar la pareja empieza a descubrir el convivir con "el
otro". El resultado muchas veces es la desunión.
Para hacer
frente a las dificultades que pueden aparecer con la llegada de un hijo, los
especialistas consultados recomendaron algunas claves en favor de la unión
conyugal.
"Realizar
desde los primeros meses del embarazo un buen curso de preparación para el
parto que incluya al padre. Luego de los primeros meses, recuperar los momentos
y rituales de intimidad de la pareja. Y siempre ponerse del mismo lado del
cónyuge", dijo Loyácono.
Por su parte,
Rivadero señaló que "hay que alentar el diálogo en la pareja para poder
sobrellevar las dificultades de criar un hijo. Visualizar al otro y permitirse
el encuentro en la intimidad porque lo necesito y me necesita".
Para Hirsch,
"hay que crear un banco de afectos, donde la felicidad no se espere con la
llegada de los hijos, sino que los mismos hijos constituyan la felicidad en la
pareja".
Por Víctor
Ingrassia